Dos despertares.
Dos de los procesos más significativos en mi vida, el despertar mental iniciado con un LSD y el despertar espiritual me lo enseño la muerte de seres que amo.
Mi ser sensible abraza mucho los despertares, pueden ser procesos súper duros y fríos, en donde chocas una y otra vez con tu sombra, llegas a sentir como si tu alma se estuviera rompiendo en pedacitos lentamente. Pero lo hermoso de todo esto es la dualidad de la energía, el lado opuesto en donde la vida se convierte en una experiencia luminosa, con mucho gozo, gratitud y amor. El mágico equilibrio.